Se trata de un pequeño lote de piezas fabricadas con diferentes materiales y distinta funcionalidad: un mascarón de piedra arenisca, del siglo XVI, localizado casualmente en el relleno del techo de una de las galerias de la planta baja del Santuario de las Virtudes; una pequeña ventana de madera del siglo XVIII, recuperada en la Casa San Rafael del valle de los Alhorines; un termómetro de 1840, hallado en un vertedero de la vecina población de Biar; cuenco cerámico procedente del Cabezo Redondo; una tapadera y un plato de cerámica griega hallados en el Puntal de Salinas; una hoja de cuchillo de hierro de la villa romana de Casas del Campo; dos pipas de fumar, una del Castillo de la Atalaya y otra moderna recuperada en las excavaciones de urgencia del antiguo Hotel Alicante; y, finalmente, una lámpara de aceite medieval, hallada en la Plaza de Santa María.
Todas estas piezas se han limpiado hasta un nivel determinado para no dañar la obra. Se han consolidado para alargar su conservación y se han reconstruido y reintegrado cromática y materialmente, dándole por último una capa de protección necesaria en cada caso.
Este trabajo ilustra la actividad que se realiza dentro del museo día a día con la intención de conservar el patrimonio de todos de una manera SOSTENIBLE y RESPETUOSA.