La actividad se desarrolló en dos fases: reducción y fundición del cobre.
La primera consistió en la combustión del mineral, colocado en una vasija de cerámica, para obtener el cobre. La escoria resultante se machacaba con un mazo o martillo de piedra para liberar el cobre. A partir de este momento se iniciaba la segunda fase.Las pepitas de cobre se colocaban en el interior de un crisol o pequeño recipiente de cerámica que, a su vez, se introducía en el interior de una vasija horno para proceder a la combustión y fundición del cobre. Durante el experimento los investigadores ayudados por los visitantes que soplaban con toberas y un fuelle lograron alcanzar una temperatura de fusión de 1200ºC. A continuación el metal fundido se vertía en moldes de hachas y de punzones.
A esta cita, inaugurada durante la mañana del sábado por el Alcalde, Francisco Javier Esquembre,la Concejala de Cultura, Isabel Micó y la directora del Museo,Laura Hernández, acudieron a lo largo del fin de semana 219 visitantes. Por otro lado, el Museo recibió un total de 162 visitantes, entre adultos (127) y niños (35).