Para la exposición de un óleo de la Virgen de las Virtudes, donado en el año 2009, la mano de Fátima se retiró temporalmente del Museo. Ahora, esta pieza fue extraída del acceso a la segunda sala de la torre del homenaje del Castillo de la Atalaya en 1995, por peligro de su desprendimiento. Está realizada sobre el enlucido tierno, seguramente durante alguna reforma efectuada en esta estancia, construida en época Almohade. Representa la jamsa, o mano de Fátima, sobre el nudo de Salomón y una serie de rectángulos que podrían corresponder a una planta arquitectónica, todo ello junto a un arco de herradura que enmarcaba la ventana donde se situaba este grabado.
La jamsa –que literalmente significa cinco en lengua árabe –, es un símbolo en forma de mano, usado tradicionalmente como talismán o amuleto que protege contra los males e infortunios. De origen pre-islámico, pronto se convirtió en un símbolo de intercambio cultural entre musulmanes y judíos. En la tradición musulmana recibe el nombre de “mano de Fátima” –la hija del profeta Mahoma–, identificándose con los cinco pilares del Islam. En la tradición judía se le denomina “mano de Miriam”, hermana de Moisés, y se le relaciona con los libros de la Torá. Finalmente, en la Edad Media española también han aparecido piezas de estas características en contextos cristianos. En este último caso, parece ser que era frecuente colgar a los niños del hombro una higa de azabache, o mano cerrada que mostraba el pulgar entre los dedos índice y medio, para preservarles del aojamiento.